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Alguna vez se mencionó al famoso Barcelona de Pep Guardiola como "el Barça de los mediocampistas" por la influencia que ejercía el trío Xavi-Busquets-Iniesta en el juego del equipo. Años después se etiquetó al Barcelona de Luis Enrique como "el Barça de los delanteros" en referencia a la decisiva MSN que conformaban Messi, Suárez y Neymar. A lo largo de la historia hubo muchos equipos que se destacaron por una línea en especial, como el Inter y el Milan en los años 60, conocidos por el estilo de su defensa, bautizado como Catenaccio. Si se trazara un paralelismo, al equipo dirigido por Diego Martínez se lo podría definir como "el Boca de los laterales". El triunfo ante Racing ratificó lo decisivos que son cuando pasan al ataque. No sólo para la amplitud y el desborde para el centro. También para la finalización.
El concepto de la amplitud es indispensable en el fútbol. Se la considera una herramienta muy útil para abrir defensas cerradas y compactas. Después, cada entrenador, de acuerdo con su ideología futbolística, utilizará extremos, volantes externos o laterales para cumplir dicha función. En el caso de Boca, Diego Martínez opta por dejarles las bandas a los laterales. A diferencia de su antecesor Jorge Almirón, que prefería colocar extremos siempre que tenía la chance, el actual DT busca delanteros que jueguen por adentro y que los costados queden libres para la proyección de los marcadores de punta. El objetivo es que los laterales pasen permanentemente al ataque y que sean ellos los que terminen generando situaciones de peligro a partir de esa profundidad y posterior centro al área.
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